"Rusia está detrás de todos los infortunios, por supuesto, detrás la derrota de Hillary Clinton en las elecciones y si alguien se atreve a discutir eso, se califica automáticamente de traidor que trabaja personalmente para Putin ", dice el periodista.
Greenwald también cita como ejemplo un artículo en el periódico The Guardian del periodista estadounidense Keith Gessen, donde se analizan y refutan los argumentos histéricos, ignorantes y manipuladores sobre las autoridades rusas.
El presidente de Rusia en estos materiales juega un papel de "pararrayos". Su imagen permite a algunos medios de comunicación estadounidenses culpar de todos los problemas del país a la influencia extranjera perniciosa y ayuda a liberar al Partido Demócrata de la necesidad de analizar sus errores. La obsesión por la amenaza rusa distrae al público de la corrupción omnipresente que impregna la clase gobernante de Estados Unidos, dice el periodista de The Guardian.
"A largo plazo, utilizar la carta de Rusia es no sólo una mala decisión política, sino una bancarrota intelectual y moral. Es un intento de echar la culpa de los problemas profundos y persistentes de nuestro país a una potencia extranjera", concluye Keith Gessen.