Los militares patrullaban las calles y vigilaban importantes vías de comunicación de las tres principales ciudades del estado; Río de Janeiro, São Gonçalo y Niterói.
Estaban en el estado de forma excepcional en respuesta a la petición de ayuda del gobernador de Río, Luiz Fernando Pezão (Partido del Movimiento Democrático de Brasil).
A pesar de ello el gobernador pidió al ministerio de Defensa que los militares se quedaran en Río hasta después del Carnaval —que empieza este viernes—, pero el ministro del ramo, Raul Jungmann negó este martes activar esa prórroga.
Argumentó que las patrullas de policías están actuando con normalidad y que el gobierno federal ya ha gastado casi 26 millones de reales (8,4 millones de dólares) con la alimentación y la gasolina de las tropas del Ejército en Río.
"No hay descontrol, no hay desorden, por tanto no hay necesidad de que continúen las tropas", dijo Jungmann en declaraciones al telediario RJTV.
En el estado de Espírito Santo la ausencia de policías en las calles provocó una ola de violencia que en apenas diez días dejó 143 muertos, según datos del gobierno del estado, que también pidió la ayuda urgente de las Fuerzas Armadas.