"China respeta y apoya la libertad de navegación y sobrevuelo en el mar del Sur de China, protegida por el derecho internacional, pero se opone firmemente a cualquier intento de socavar su soberanía y seguridad en nombre de esa libertad", declaró el portavoz de la Cancillería, Geng Shuang.
El 18 de febrero, Estados Unidos envió el portaviones USS Carl Vinson a las disputadas aguas del mar del Sur de China para "operaciones de rutina" marítimas.
La presencia de buques y aviones de guerra estadounidenses es un factor que eleva la tensión en la zona, en la que China mantiene litigios con sus vecinos.
Varias áreas del mar del Sur de China, al que corresponde una tercera parte del tráfico mundial de mercancías y cuya plataforma es rica en recursos naturales, son disputadas por Brunéi, China, Filipinas, Malasia y Vietnam.
Más aquí: Trump sopesa su política sobre el Mar del Sur de China
El pasado 12 julio, la Corte Internacional de Arbitraje de La Haya desestimó a petición de Manila las pretensiones territoriales de Pekín dentro de la llamada "línea de los nueve puntos".
También le acusó de haber violado la soberanía filipina y causado graves daños a los arrecifes de coral con la construcción de islas artificiales.
La sentencia fue celebrada por Filipinas, que había apelado de forma unilateral a la Corte de La Haya a principios de 2013, pero provocó un enérgico rechazo de China que negó la jurisdicción del tribunal y la tachó de nula.
En enero pasado, el entonces nominado a la Secretaría de Estado de EEUU, Rex Tillerson, dijo que Washington enviará a Pekín una clara señal de que, primero, debe cesar la construcción de las islas artificiales y, segundo, no se le permitirá el acceso a las mismas.