En contraste con las así llamadas tecnologías 'stealth' —furtivas—, las desarrolladas en Taganrog no reducen la maniobrabilidad ni velocidad de las aeronaves. Tampoco limitan su carga útil, mientras que, con las tecnologías que se utilizan ahora, instalar más armamento significaría destruir el efecto de invisibilidad.
"La clave está en un revestimiento intelectual muy específico, cuyas características pueden ajustarse de tal manera que los radares enemigos no detecten nuestros cazas o se ofusquen siguiendo un objetivo falso", explica Yuri Yujánov, jefe del Departamento de antenas y transmisores de la Universidad de Taganrog.
Esta 'capa intelectual' comprende varios sistemas radiotécnicos que no solo analizan la situación electromagnética, sino que también transmiten su propia señal controlando su dispersión, es decir, permiten imitar cualquier objeto.
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"Dependiendo de los ajustes, el revestimiento permite también otro efecto. Para los radares del enemigo, nuestro avión estará en el aire desafiando todas las leyes físicas, o bien se moverá en una dirección, mientras que en realidad se dirige a otra", subraya el especialista.