"Estas personas estuvieron involucradas en una conspiración para traficar cantidades masivas de narcóticos ilegales al territorio principal de Estados Unidos", dijo en un comunicado la fiscal estadounidense para el distrito de Puerto Rico, Rosa Emilia Rodríguez-Vélez.
La operación supuestamente involucró a empleados que hacían pasar maletas por los puestos de control de la TSA del aeropuerto.
En algunos vuelos había hasta cinco personas con tales maletas ("mulas") y algunas de ellas facturaban dos maletas cada una.
Seis funcionarios de la TSA fueron acusados por su complicidad en permitir pasar esas maletas desde y hacia los aviones y por máquinas de rayos X sin detección.
La investigación fue iniciada por la TSA como parte de un esfuerzo para reducir la delincuencia y las amenazas internas entre el personal.
La Agencia Federal Antidrogas de EEUU (DEA, por sus siglas en inglés) condujo la investigación, en colaboración con el Buró Federal de Investigaciones (FBI), el Departamento de Inmigración y Aduanas, el cuerpo de alguaciles de EEUU y la policía de Puerto Rico.