La región del noroeste y oeste colombianos tiene costas sobre el océano Pacífico, una densa selva y una población mayoritariamente afrodescendiente, con minoría de grupos indígenas.
De acuerdo con la denuncia, desde el 8 de enero unas 164 personas de una comunidad negra del Litoral de San Juan están confinadas debido a la explosión de tres minas antipersona.
"Su situación se ha agravado porque el camino a la bocatoma del acueducto estaría minado y debido a que no pueden llegar al sitio, se han quedado sin agua, a lo cual se suma que no salen a buscar alimento o cazar por temor a que haya más explosivos", denunció la Defensoría.
Unas 83 personas han tenido que permanecer inmovilizadas en sus territorios y sin posibilidad de acceder a alimentos "por la presencia de hombres armados y vestidos de camuflado", dice el boletín.
"Además del confinamiento, es latente el riesgo de desplazamientos masivos de comunidades afrocolombianas e indígenas asentadas en las cuencas de los ríos Calima y San Juan, debido a la presencia de hombres armados que han intimidado a la comunidad", destacó la Defensoría.
De igual manera, otras 189 personas de un resguardo indígena de Buenaventura están en riesgo de desplazamiento, luego de que hombres armados retuvieron y golpearon a uno de sus integrantes.
Finalmente, hay denuncias de grupos armados ilegales que intimidan a la comunidad en Buenavista (Chocó) y en las veredas (caseríos) El Guadual y La Colonia, en Buenaventura, donde hay 64 personas confinadas, la mayor parte por acción de la guerrilla ELN (Ejército de Liberación Nacional), que convoca a reuniones y pega panfletos en las casas.
El desplazamiento forzado es el que más víctimas ha causado en el largo conflicto interno colombiano.
Se estima que Colombia tiene 6,8 millones de desplazados internos que huyeron de la guerra en sus tierras y comunidades.