"El Gobierno de Alemania, como regla, no tiene ni idea donde efectivamente se suministran sus armas. Mis investigaciones basadas en los materiales de muchos países y viajes realizados durante los últimos 30 años a las regiones en crisis y las zonas de operaciones han revelado que las armas se trasladan. No se quedan en el lugar al que se exportan", explicó el experto en una entrevista a Sputnik.
No obstante, las Bundeswehr ya suministraron a los peshmerga kurdos 2.400 toneladas de armas y municiones, así como ofrecieron servicios de entrenamiento militar, lo que, según Grässlin, violó el embargo introducido por la ONU a las exportaciones de armas en las zonas de conflicto militar activo.
Las propias Bundeswehr niegan su responsabilidad y afirman que el Gobierno de la región autónoma de Irak, el Kurdistán iraquí, asumió el cargo de "asegurar el monitoreo del uso correcto de las armas suministradas".
"La idea de controlar el llamado 'destino final de los suministros' es inútil (…) Se sabe que estas armas surgieron en los mercados de Irak y Siria. (…) Una vez probado que Daesh dispara con armas alemanas —o suministradas por otros países— será un escándalo. Es complicidad en los asesinatos. Los suministros que se dirigen a la zona de combates (…) acabarán en manos de las organizaciones terroristas", sostuvo Grässlin, quien abordó anteriormente el tema de la venta de armas en un estudio sobre las ganancias de Berlín con los equipos bélicos.