Esta 'obsesión' norteamericana puede llevar a consecuencias graves, como el desvío de la atención del Pentágono de amenazas más serias, la limitación de la maniobrabilidad geoestratégica e, incluso, un futuro conflicto ruso-estadounidense.
Raíces de la obsesión
Sin embargo, es obvio que la 'amenaza rusa' ha sido sobredimensionada por la política local, opina el autor del artículo.
Al enterarse de que 'el miedo de Rusia' podría ser vendido a los electores estadounidenses, la demócrata Hillary Clinton declaró durante los debates electorales: "Ahora no hay duda de que Rusia ha utilizado los ciberataques contra todas las organizaciones de nuestro país, y estoy profundamente preocupada por esto".
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En esencia, con este juego electoral, la política no solo presentó al país eslavo como una 'amenaza', sino que también atrajo la atención de la sociedad norteamericana —"y, como consecuencia, a los servicios de inteligencia, que son también parte de la sociedad"—. Y esta atención especial en Rusia no necesariamente representa un análisis razonable, advierte el autor.
¿Por qué es una posición alarmante?
En total, el experto destaca tres consecuencias peligrosas de la fijación con Rusia por parte de los medios y las organizaciones estadounidenses.
Segundo, la hostilidad antirrusa de Washington no le permite aplicar un enfoque flexible hacia Moscú. En otras palabras, se hace muy difícil cooperar con el Kremlin —incluso cuando es realmente necesario— mientras sea considerado como una 'amenaza'. Por ejemplo, sería mejor considerar a Moscú como un socio potencial para enfrentar algunos de los desafíos de la actualidad.
Tal retórica puede incluso llevar a una guerra, a pesar de que parece imposible. Los medios estadounidenses ven a los líderes de los países 'amenazantes' como monstruos peligrosos, olvidando que allí también viven seres humanos, opina el experto, haciendo referencia al caso de Sadam Husein y la invasión de Irak.
No obstante, es poco probable —pero todavía posible— un conflicto a gran escala entre Washington y Moscú en un futuro próximo, gracias al optimismo cauteloso de Trump y Putin en lo que respecta a las relaciones bilaterales entre ambos países, afirma el autor.
Pero, ¿por qué pone el foco Washington en la amenaza rusa o china, pese a que existen también Irán, Corea del Norte, así como grupos armados en su vecina región de América Central?, se pregunta el experto. Y se responde a sí mismo que la opinión pública es muy volátil y reactiva.
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Paralelamente, de acuerdo con Nicholas Borroz, el público norteamericano "tiene pleno derecho a tener miedo a Rusia y a definirla como una amenaza para su seguridad nacional. Pero hace falta pensarlo bien antes de hacerlo".