Importantes compañías norteamericanas, entre ellas Microsoft y Cisco, se quejaron en semanas recientes del hecho de que las sanciones les impedían conseguir los documentos necesarios para realizar negocios con Rusia, según el medio.
En particular, los suministros de productos informáticos y equipos de comunicación de estas empresas a Rusia suponen una etapa obligatoria de aprobación por parte del FSB, hecho imposible por la primera edición de la regla introducida.
La modificación de las sanciones, que algunos políticos demócratas han calificado como un "regalo de Trump a Putin" es, en realidad, en palabras del abogado Doug Jacobson, "una limpieza de consecuencias no intencionadas" y no una "rebaja de las sanciones", tal y como señaló el secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer.
Las autoridades estadounidenses han acusado al Kremlin de estar detrás de los ciberataques contra los sistemas informáticos del Partido Demócrata para influir, supuestamente, en el resultado de los comicios en favor del actual presidente y entonces candidato republicano, Donald Trump.
Rusia ha negado con insistencia tales acusaciones y ha enfatizado que nunca tuvo interés en interferir en los procesos electorales de EEUU.
Paralelamente, la parte rusa lanzó un plan hace varios años para reemplazar los productos informáticos de origen extranjero usados en el país por dispositivos y programas diseñados en territorio nacional, especialmente para cubrir las necesidades de las industrias estratégicas nacionales. De ese modo, se pretenden alcanzar ciertos logros en el camino hacia la independencia tecnológica para los sectores de importancia estratégica.