"El Gobierno Nacional, en coordinación con los gobiernos locales, ha hecho importantes esfuerzos para avanzar en una Política Nacional de Fronteras, reforzando el contenido del Plan de Desarrollo Nacional y sus líneas de acción, pero es evidente que las instituciones en zonas de frontera requieren un fortalecimiento", señala el informe conjunto.
Según datos publicados en el estudio, entre 2014 y 2015 la inmigración ilegal que llega a Colombia se incrementó en un 288%.
El aumento, no obstante, no ha derivado en un endurecimiento de la política migratoria, sino en fortalecer los controles fronterizos y al mismo tiempo implementar políticas que garanticen las necesidades básicas de quienes llegan a territorio colombiano.
Asimismo, la Acnur (Agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados) y la Defensoría del Pueblo destacan en el trabajo que el Gobierno de Colombia ha estado evaluando controlar de manera conjunta los pasos fronterizos con los países limítrofes: Brasil, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela.
Según Acnur y la Defensoría, las fronteras de Colombia son tan porosas que a lo largo de sus 6.000 kilómetros de extensión se hallan "víctimas del desplazamiento interno, colombianos expulsados de otro país, población involucrada en trata o tráfico de personas, extranjeros con necesidad de protección internacional y colombianos en movilidad por desastres o degradación ambiental".
Solamente entre comienzos de mayo y mediados de junio pasados, 1.107 migrantes irregulares fueron detectados en Turbo y Capurganá —una playa próxima a Panamá—, y de estos, un 50% eran de Haití y un 15% de Cuba, mientras que el resto eran africanos (26%) y asiáticos (9%).
En la frontera con Ecuador, además de existir pobreza estructural, la Acnur y la Defensoría hallaron también "cultivos de coca, colombianos deportados, migrantes deportados e indígenas víctimas de desplazamiento forzado".

Finalmente, la Acnur y la Defensoría le recomendaron al Gobierno colombiano reforzar el marco legal para proteger a los migrantes en las zonas de frontera, ya que el país se ha transformado en un receptor de personas "con necesidades de protección internacional, que quieren solicitar refugio o asilo".