"Para 2019 espero que lleguemos a una solución política después de las elecciones parlamentarias", dijo Dodon a Sputnik.
Según el líder moldavo, de momento existen buenas oportunidades para avanzar en el arreglo en Transnistria.
Asimismo, señaló que "no se puede lograr compromisos si a nivel de las autoridades políticas de Moldavia y Transnistria no reconocemos y no entendemos que debemos estar juntos".
La desintegración de la Unión Soviética y el miedo a la fusión de Moldavia con Rumania empujaron a varios distritos de la orilla izquierda del Dniéster, de población rusa mayoritariamente, a proclamar la creación de la llamada República Moldava de Transnistria a principios de los 90.
Actualmente Transnistria representa un territorio fuera del control de Chisinau, con todos los atributos de un Estado, incluida una moneda propia.
El mantenimiento de la paz en la zona del conflicto corre a cargo de un contingente mixto de Rusia, Moldavia y Transnistria. Esta última insiste en obtener independencia, pero Moldavia se la niega, ofreciendo a cambio una amplia autonomía.
El 86% de la población de Transnistria sostiene que la integración en Rusia sería la opción óptima de desarrollo, según una encuesta realizada en junio de 2016 por la encuestadora rusa Wciom.