La maravillosa ciudad oasis en un desierto iraní

El jardín Golshenn, que se traduce del persa como 'la flor arenosa', y el palacio del mismo nombre pertenecen a la época final de la Dinastía de Zand y a los principios de la Dinastía de Kayar, y fue erigido hace unos 300 años.
La peculiaridad del jardín es su ubicación. Está localizado justo entre dos salares, Dasht-e Lut y Dasht-e Kavir, y parece un oasis verdadero. En el jardín un viajante cansado puede sosegarse contemplando dos cascadas naturales y varios estanques junto al césped de color verde brillante.
Se considera que el agua de los manantiales locales cuenta con efectos milagrosos.

En el jardín Golshenn se pueden encontrar pelícanos.

La pimienta es uno de los cultivos de legumbres y condimentos más populares en Tabas.

Los campos en las cercanías de ciudad casi de repente se funden con los desiertos, pero en las áreas fértiles los habitantes de la localidad cultivan el trigo y la cebada.

Es difícil imaginar una ciudad iraní sin dátiles. Tabas no es una excepción, es más…

… el dátil es el cultivo agrario principal de la ciudad.

Increíble pero cierto: la presencia de numerosas fuentes de agua y humedales naturales permitió crear arrozales en Tabas.

El oasis ha sido el lugar de estacionamiento de las caravanas desde la antigüedad así que la relación hacia los camellos es casi sagrada dado que este animal es el más importante en la región.

Las murallas de la ciudad vieja Jandagh, que sobrevivieron numerosos sismos, son el corazón de Tabas.

Fuera de la localidad hay barjanes infinitos.

Las huellas de la historia siguen presentes en Tabas: en la localidad hay un dique construido en la época safávida.

Una cañada en las cercanías de Tabas.

La forma extraña de los valles locales es una muestra más de la belleza de este lugar.

La carretera hacia Tabas pasa por el desierto de sal.