"Hay una corriente, porque nunca hemos tenido conflictos históricos, una corriente de simpatía y entendimiento, que se puede, por supuesto, utilizar, que facilita la cooperación y que facilita que cooperemos más", dijo.
Al mismo tiempo, señaló que la pertenencia de España a la OTAN y a la Unión Europea dificulta profundizar el desarrollo de las relaciones entre Moscú y Madrid y "crea tensiones y problemas frente a Rusia".
"España ya ha optado claramente por Europa, eso no tiene ya marcha atrás, y Rusia no, Rusia sigue en la ambigüedad, por lo tanto la situación en este momento es distinta", subrayó Espinosa.
España, Rusia, Europa, lazos identitarios
El experto llamó atención a otra semejanza entre los dos países: España sufrió la experiencia histórica de ser excluida de Europa y ella misma dudó de su identidad europea, así como Rusia osciló siempre entre tendencias eslavófilas y eurofóbicas, y el deseo, no ya de ser Europa, sino de ser la vanguardia de Europa (la tercera Roma)
"Todavía hoy por ejemplo en EEUU hay un discurso muy potente en algunos sectores de que lo 'hispano' no forma parte de la civilización occidental", recordó el experto al señalar que el propio presidente electo de EEUU, Donald Trump "juega con esta idea".
Recordó que en un momento los dos países decían "voy a dejar a Europa", pero España zanjó esa duda con la plena incorporación a la UE y al euro y hoy día es uno de los países "más europeos".
Al mismo tiempo indicó que en su opinión lo "eslavo" también forma parte de la civilización occidental.
Sin embargo, la UE y Rusia "a pesar de las malas relaciones, condenados a entendernos", indicó el académico.
Recordó que la UE es el primer socio comercial de Rusia, la UE es el inversor más importante en Rusia (más del 75% de la inversión directa), y que Rusia es el tercer socio comercial de la UE, del que importa sobre todo energía.
Además destacó algunos espacios "en que esta cooperación (entre Rusia y la UE) es obligada y es absurdo que no cooperemos".
En particular se trata de la lucha contra el terrorismo, la no proliferación nuclear, la gobernanza global en general (especialmente, el cambio climático), la seguridad exterior en Oriente Medio, o incluso en Lejano Oriente y la incorporación de China al orden internacional de seguridad y comercial.