"Rusia es la principal amenaza para EEUU", dijo ante el Comité de Servicios Armados del Senado, durante su audiencia de confirmación.
Las relaciones entre Washington y Moscú sufrieron un grave deterioro en los últimos años. Desde 2014, EEUU introdujo una serie de sanciones contra sectores enteros de la economía rusa y ciudadanos del país por su supuesta implicación en la crisis ucraniana.
La tensión creció en los últimos meses después de que altos cargos de la administración de Barack Obama acusaran a Moscú de inmiscuirse en el proceso electoral de EEUU.
La Agencia Central de Inteligencia de EEUU (CIA), la Oficina Federal de Investigación (FBI) y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) presentaron el 6 de enero un informe en el que acusan a Rusia de haber intentado influir en las elecciones presidenciales estadounidenses del 8 de noviembre, pero se negaron a ofrecer pruebas.
En octubre pasado, las agencias de inteligencia de EEUU afirmaron que unos "hackers rusos" atentaron contra el proceso electoral del país.
A este respecto, el presidente ruso Vladímir Putin puntualizó que las filtraciones que se hicieron tras los hackeos en WikiLeaks no benefician a Moscú, y que la histeria en torno a las mismas se azuzó para desviar la atención de su contenido, en particular de cómo el Comité Nacional del Partido Demócrata favoreció a Hillary Clinton en las elecciones primarias y buscó desacreditar a su principal rival, el senador Bernie Sanders.
El Kremlin llamó el martes a Washington a tener sentido común y cesar la retórica de las sanciones.