En la publicación, el Departamento de Defensa constata que el Ejército estadounidense fabrica y dispara cientos de miles de proyectiles de entrenamiento alrededor del mundo durante sus ejercicios. Estos van desde granadas de 40mm y morteros de 120mm hasta municiones de artillería de 155mm.
Actualmente, no existe una manera sencilla de deshacerse de estos materiales desechados y en lugar de crear un método para eliminar estos residuos, el Departamento de Defensa está buscando cortar el problema de raíz y evitar que estos elementos sean contaminantes.
En otras palabras, el Ejército de EEUU quiere que las balas y cartuchos se descompongan de forma natural una vez usados y sirvan para cultivar plantas en su proceso de desintegración. El Departamento de Defensa añade que los animales también deben poder consumir estas plantas sin sufrir enfermedades.