"Para los ordenadores portátiles y otros dispositivos móviles, utilizamos baterías electroquímicas en las que la energía almacenada es decenas de veces menor que en cualquier carburante para la automoción del mismo tamaño. ¿Por qué no usamos micromotores de combustión interna para dispositivos móviles? El problema fundamental es que la combustión, en cantidades pequeñas, es imposible debido a la rápida desaparición del calor. En nuestro proyecto, damos una solución a este problema", explica Vitali Svetovoi, del Instituto de Física y Tecnología de la Academia Rusa de las Ciencias en Yaroslavl.
Estos nuevos micromotores, explica Svetovoi, tienen ciertas limitaciones. En primer lugar, su volumen, que como mínimo debe ser de algunos centímetros cúbicos, impide crear un micromotor de diseño clásico, que se podría insertarse en un teléfono u otros pequeños dispositivos.
Los químicos rusos, sin embargo, ya han encontrado la forma de superar esta limitación al observar algunas reacciones inusuales que se producen en un vaso de agua al intentar desintegrar el líquido mediante una fuente de corriente eléctrica.
"El objetivo final de nuestro proyecto es la creación de un compacto pero poderoso microcompresor que pueda servir como motor, por ejemplo, en microchips de análisis de sangre", concluyen los científicos.