"No quiere ilusionarme ni ilusionar a nadie, pero el desempleo será un tema que se esclarecerá a partir del segundo semestre del año que viene, cuando empezará a caer", dijo este jueves.
El Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) informó que el paro llegó en Brasil a su máximo histórico, afectando a un 11,9% de la población activa, es decir a 12,1 millones de personas.
Temer remarcó que 2017 no será "una prórroga" de 2016 y que será de hecho un año nuevo que traerá consigo la recuperación económica.
También resaltó que su gobierno será un gobierno "reformista" porque además de la reforma de las pensiones, fiscal y laboral, ya presentadas, pretende llevar a cabo la reforma tributaria y la reforma política.
El presidente también justificó haber vetado parte del proyecto de ley sobre la renegociación de la deuda con los estados, que había sido modificado por los diputados hasta el punto de que los estados no se iban a ver obligados a llevar a cabo recortes en su estructura, una de las contrapartidas que exigía el gobierno central.
Temer remarcó que esa versión acarreaba un "elevado riesgo fiscal" para la Unión –el gobierno central– y que a partir de ahora el gobierno de Brasilia negociará con cada estado para verificar las dificultades y las posibles contrapartidas para los estados que están al borde de la bancarrota.
Después de sus últimos actos oficiales en Brasilia Temer se desplazará con su familia a Río de Janeiro para pasar las vacaciones de fin de año: descansarán en la restinga de Marambaia, un paraje natural de acceso limitado ya que está controlado por el Ejército.