Las elecciones del próximo año en Francia, Holanda, Alemania y, posiblemente, en Italia, prosiguen los analistas del centro, podrían acentuar las divisiones en el bloque comunitario y desafiar el futuro de la integración europea.
Para Rusia, las luchas inminentes en Occidente presentan una oportunidad.
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Los países como Ucrania, Moldavia y Georgia, cuyas perspectivas de integración en la Unión Europea y la OTAN se estancarán o, tal vez, colapsarán el próximo año, volverán a evaluar su relación con Rusia.
Expertos de Stratfor recuerdan que el ganador de las recientes elecciones presidenciales en Moldavia, Igor Dodon, se comprometió a fortalecer los lazos con Moscú y revisar los planes de integración en la UE.
Moscú también podría ganar influencia en Azerbaiyán y Uzbekistán, que han mantenido una política de neutralidad hacia Rusia desde la fragmentación de la Unión Soviética. Así, Moscú firmó recientemente acuerdos para ampliar su cooperación militar con estos países.
Los analistas de Stratfor mencionan asimismo que Rusia intentará el próximo año asumir un papel más activo en Asia Central, ampliar los contactos con sus aliados tradicionales —Bielorrusia, Armenia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán— e intensificar la labor de la Unión Económica Euroasiática y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva.