El autor del artículo asevera que no derramó "ni una lágrima" por el diplomático ruso y agrega que le sorprende que "el asesinato no hubiera sucedido meses atrás". Desde el punto de vista de Kuntzman, Kárlov fue "la encarnación de la política que lanzaba bombas para matar a niños, que arruinó una ciudad entera y ayudó al tarado de Bashar Asad en una campaña que mató a centenares de miles de personas".
El columnista arguye que Rath no fue "una víctima inocente", sino "la cara pública de las atrocidades, el genocidio, el antisemitismo y la agresión expansionista de Adolf Hitler".
Es entonces cuando Kuntzman vuelve a referirse a Kárlov. El periodista señala que el embajador ruso en Turquía "no era un diplomático, sino un soldado", de manera que "no importa si murió en un campo de batalla de Alepo o en una galería en Ankara".
El embajador ruso en Turquía, Andréi Kárlov, fue asesinado en Ankara el 19 de diciembre mientras inauguraba una exposición fotográfica. Los medios turcos informaron que el atacante, Mevlut Mert Altintas, disparó reiteradas veces al diplomático por la espalda.
Las Fuerzas Especiales otomanas mataron a Altintas, que se había infiltrado en la exposición con un carné de policía. El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso calificó el asesinato como un "atentado terrorista". Los organismos diplomáticos de muchos países también condenaron el ataque y presentaron su pésame al Estado ruso y a la familia de Kárlov.