"El acto parecía uno más, la inauguración de una exposición de fotografías de Rusia. Así que, cuando un hombre vestido con traje oscuro y corbata sacó una pistola, me quedé atónito y pensé que era una obra de teatro", explicó el fotógrafo.
"Sin embargo, resultó ser un asesinato a sangre fría que se desarrolló delante de mí y de otras personas que corrieron a refugiarse, aterrorizadas, mientras aquel hombre bien vestido y con el pelo corto disparaba contra el embajador ruso".
"Cuando llegué, los discursos ya habían comenzado. Después de que el embajador ruso Andréi Kárlov comenzara a pronunciar el suyo, me acerqué a fotografiarlo, pensando que las fotografías serían útiles para algunas noticias sobre las relaciones turco-rusas".
"Hablaba con suavidad y —por lo que yo puedo decir- con amor sobre su país, deteniéndose de vez en cuando para permitir que el intérprete tradujera sus palabras al turco. Recuerdo haber pensado —en aquel momento- lo tranquilo y humilde que parecía", añadió.
"Después, al menos ocho disparos resonaron en el interior de la sala. Se armó un gran alboroto. La gente gritaba, se escondía detrás de las columnas y debajo de las mesas, se caía al suelo… Yo estaba asustado y confundido, pero me oculté parcialmente detrás de un muro e hice mi trabajo: tomar fotografías".
Después de regresar a su oficina para editar las fotos, a Ozbilici le sorprendió ver que, poco antes del ataque, el tirador estaba de pie detrás del embajador hablando "como un amigo o un guardaespaldas".
El 19 de diciembre, el embajador Andréi Kárlov murió tiroteado en la capital turca mientras pronunciaba un discurso durante una visita a una exposición fotográfica. Moscú calificó de "ataque terrorista" el asesinato.