Durante décadas, el poder hegemónico de los medios de comunicación en EEUU era indiscutible. Marcaban la agenda local y mundial. A través de ellas se modifican los hechos, y se falseaba la información. En América latina somos testigos de como las grandes cadenas americanas dicen una cosa totalmente distinta a lo que ocurre.
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Como ejemplos tenemos el Golpe de Estado venezolano en contra de Hugo Chávez, en donde las televisoras locales e internacionales explicaban que el pueblo venezolano le destituyó. Cuando los venezolanos descubrieron la mentira salieron a las calles para regresar a su mandatario. En Honduras, el golpe de estado contra el presidente Zelaya se le denominó como una "transición constitucional". Lo anterior con el fin de suavizar la grave violación a la ley suprema de ese país. Medio oriente ha sido víctima de la manipulación, como ejemplo tenemos la toma de la plaza de Trípoli, montaje que se hizo en Quatar y así provocar que parte de la población de ese país saliera a las calles.
Gracias a los medios de comunicación como RT, Sputnik y otros, tenemos la posibilidad de contrastar lo que se nos dice. Se contribuye a la crítica y reflexión.
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Tenemos a un EEUU en declive a quien no le es fácil aceptar que el mundo ya no se rige por sus reglas impuestas. Hay una comunidad internacional que pide respeto y a la par también existen otros medios de información que cumplen su función de dar los hechos tal como ocurren. El siglo XXI inició con nuevas potencias económicas, los BRICS, en donde Rusia y China son los jugadores destacados. ¿Que tan difícil es aceptar esta nueva realidad? Mientras, veremos como la manipulación informativa se descara, se contradice y se evidencia ante los medios libres.
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