"Nuestro fin sigue siendo advertir a Rusia que no incurra en esos ataques porque vamos a responder; no lo haremos en público ni le diremos a ellos cómo", dijo Obama ante una pregunta de un periodista acerca de una represalia que incluyera medidas ejemplarizantes.
"Hay que considerar que ellos (Rusia) no publicitaron su ataque; (el presidente Vladímir) Putin no lo reconoce, lo niega; por eso la idea de la humillación pública no capta el proceso de pensamiento en Moscú", dijo Obama.
"A comienzos del verano advertimos el peligro de que el CND hubiera sido hackeado, ordenamos a todas las agencias correspondientes investigar e informar de sus hallazgos a todos los potenciales afectados, a los líderes de los dos partidos en el Congreso", describió.
Tan pronto como Washington supo que el ataque había sido realizado desde Moscú, este fue hecho público, dijo Obama.
"No atribuimos motivos ni hicimos interpretaciones de las razones ni discutimos posibles efectos; permitimos que el pueblo supiera lo que pasó", indicó.
A partir de ese momento, se multiplicaron las noticias e interpretaciones sobre el efecto que el ataque tendría en la elección.
"Pero nosotros no lo hicimos, porque lo más importante era proteger la integridad de las elecciones, y cualquier cosa que dijéramos hubiera sido visto como partidista", explicó Obama.
En su opinión, "lo más importante era no hacer el trabajo de los atacantes levantando más dudas sobre nuestras elecciones".
Finalmente la información hackeada fue entregada a WikiLeaks, según el presidente.
"A inicios de septiembre, cuando me reuní con Putin, la mejor opción fue hablar directamente con él y decirle que esto debía parar", añadió.
Luego, observó el mandatario, no aparecieron nuevos hechos, "pero la filtración a WikiLeaks ya había ocurrido, sostuvo.
Moscú niega cualquier vinculación con los ataques.
El miércoles el Kremlin emitió un comunicado en el que calificó de "disparate ridículo" las noticias de algunos medios de prensa de EEUU sobre la presunta injerencia del presidente Putin en las elecciones.
Por su parte, el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov dijo también el miércoles haber quedado "estupefacto" al enterarse de la noticia y agregó que era una "tontería" pretender convencer a alguien de que esto era cierto.