El aire es necesario para que funcionen los motores de las aeronaves y para crear la fuerza de sustentación que permite que los aviones puedan volar, sin embargo, una excesiva densidad del aire puede complicar las cosas.
Cuanto mayor sea la velocidad del vuelo, menor será la densidad óptima del aire. Por lo tanto, volar rápido en el aire denso que existe cerca del suelo resulta poco económico.
Al mismo tiempo, a alturas superiores a 12 o 15 km, la aeronave tendría que desarrollar una velocidad supersónica para asegurarse la sustentación y proporcionar oxígeno al motor.
La conclusión es que la altura de 10 km es la óptima para los aviones civiles, que vuelan a una velocidad de entre 800 y 950 km/h.