La noche de este 7 de diciembre, en la que debía jugarse la segunda vuelta de la final entre el Chapecoense y el Atlético de Medellín, estuvo llena de muestras de cariño y minutos de silencio en varios estadios de Brasil.
Además, la pelota del partido llevaba el escudo del Chapecoense y los árbitros vistieron el tradicional color verde del equipo.
Los niños que tradicionalmente entran en el campo antes de que comience el partido portaron una bandera de Colombia, en agradecimiento a la solidaridad prestada por el país en el que ocurrió el accidente.
En el estadio Couto Pereira de Curitiba, que debía acoger la segunda vuelta de la Copa Suramericana, se desplegó una bandera gigante del Chapecoense que cubrió buena parte de la grada.
En Río de Janeiro el escenario del homenaje fue el estadio de Maracaná: cientos de aficionados se dieron las manos dando un simbólico abrazo al estadio mientras coreaban los nombres de los jugadores fallecidos.