El estudio fue llevado a cabo por científicos de la Universidad de Pittsburgh y la Universidad de California y publicado en la revista científica Plos One.
Así, durante el experimento, los científicos invitaron a 20 voluntarios heterosexuales, cada uno de los cuales había tenido al menos dos parejas sexuales durante un año, para averiguar cómo sería posible regular el nivel del deseo en las personas. A todos los participantes les fueron aplicados estimuladores vibrantes en los genitales, que se activaron cada vez que los voluntarios vieron ciertas imágenes y pulsaron un botón.
Observando con un electroencefalograma los cambios de las ondas alfa de los participantes, los científicos llegaron a la conclusión de que la estimulación de la corteza prefrontal dorsolateral provocó el aumento del deseo sexual. Asimismo, esta estimulación influyó en la intensidad de su vida sexual durante los tres días siguientes al final del experimento.