"Resulta más provechoso firmar un nuevo tratado de desarme porque permitirá mantener un equilibrio estratégico estable, gastando menos de lo que se gasta ahora para conservar el nivel de armamento establecido por el tratado de Praga (START III)", dijo Kantor.
En virtud del START III, las partes se comprometen a reducir sus vectores estratégicos desplegados hasta 700 unidades y las ojivas instaladas en estos vectores, hasta 1.550 unidades.
El tratado tiene una vigencia de diez años y caducará en 2021.
"La falta de información sobre el estado de las fuerzas armadas de las partes hace sobrestimar, como regla, los indicadores cuantitativos y cualitativos del bando opuesto y esto obliga, a su vez, a incrementar las posibilidades propias para garantizar una contención adecuada", señaló el experto.
"Y de allí la ventaja de la prolongación del tratado START para un período de cinco años hasta 2026", dijo Kantor.
Al mismo tiempo, el experto reconoció que en la situación actual es difícil prever cómo será la política nuclear de la nueva Administración estadounidense a la cabeza del presidente Donald Trump.
"Se necesitará seguir atentamente sus posibles cambios", concluyó el presidente del Foro Internacional de Luxemburgo para la Prevención de Catástrofes Nucleares.