Tales ejemplos, según explicaron Nichole King y Arielle Woznica de la Universidad de California en Berkeley (EEUU) durante una conferencia de la Sociedad Americana de Biología Celular en San Francisco, ha llevado a muchos científicos a creer que existen parásitos que influyen en el comportamiento sexual de los organismos donde se encuentran.
Por ejemplo, existe la sospecha de que el microbio Wolbachia, que infecta a alrededor de la mitad de los insectos, manipula su comportamiento sexual y los obliga a multiplicarse con el fin de acelerar su propagación.
El ejemplo más simple y más llamativo de este tipo fue descubierto observando el comportamiento de criaturas unicelulares Salpinogoeca rosetta, parientes lejanos de las esponjas de mar y supuestos 'primos" de los ancestros de todas las criaturas multicelulares modernas en la Tierra.
Al final resultó que esa tranquilidad puede ser interferida por la bacteria Vibrio fischeri, que emana una enzima especial hacia el medio ambiente que actúa como un verdadero 'afrodisíaco'.
Como sugieren los investigadores, tales 'afrodisíacos' podrían haber obligado a nuestros antepasados a abandonar la división celular e iniciar la reproducción sexual.