Los cinco amigos, de entre 16 y 28 años, estaban volviendo a casa en coche después de pasar el domingo en el parque de Madureira, zona norte de Río, cuando la policía les disparó 111 tiros, presuntamente al confundirlos con narcotraficantes.
La pericia posterior certificó que del vehículo no salió ningún tiro, desmintiendo la versión de los policías, que aseguraron que habían actuado en defensa propia y que se trató de un tiroteo.
El año pasado la muerte de "los cinco de Costa Barros" – por el barrio en el que sucedieron los hechos – se convirtió en un símbolo de la violencia policial cotidiana en la mayoría de suburbios de Río.
Los familiares se concentraron para pedir que las muertes no queden impunes y que los cuatro policías que fueron detenidos al día siguiente de la matanza sean juzgados.
Informes de organizaciones como Amnistía Internacional denuncian que la mayoría de casos en los que se trata de muertes provocadas por policías acaban archivándose sin mayores consecuencias.
Es lo que ocurrió, por ejemplo con el caso del hijo de Terezinha Maria de Jesus, de diez años, que fue asesinado por la policía en las favelas del Complexo do Alemão en abril del año pasado.
Terezinha también estuvo presente este martes dando apoyo a los familiares de los cinco jóvenes al considerar que todos ellos son víctimas de la impunidad policial.
En su caso la investigación inicial de la Policía Civil llegó a considerar la muerte del niño como un acto de legítima defensa, aunque el caso aún se está juzgando en el Tribunal de Justicia de Río de Janeiro.
"He venido a apoyar a las madres que cargan el mismo dolor que yo y también para luchar por que se haga justicia para mi hijo, son crímenes que no pueden quedar impunes", lamentó en declaraciones a la prensa local.
Según datos del Instituto de Seguridad Pública (ISP) 2016 va camino de ser el tercer año consecutivo con aumento de muertes resultantes de acciones policiales.
Entre enero y septiembre de este año en todo el Estado de Río de Janeiro la policía mató a 634 personas, frente a los 517 del mismo periodo del año pasado.
La mayoría corresponde a la propia ciudad de Río de Janeiro, donde ya han muerto a manos de la Policía Militar un total de 332 personas, frente a las 260 del mismo periodo de 2015.