Los cuerpos de 51 personas y más de 20 animales ya están preservados en el centro, y más de 150 rusos han contratado los servicios de la compañía para ser congelados tras su muerte.
El director de la empresa, Ígor Artiújov, comenta que inicialmente tenían previsto tener el equipo solo para uso personal, para los empleados y sus familiares, pero desde entonces, el centro de criopreservación comenzó a crecer.
Según el especialista, las neuronas comienzan a morir entre dos y cuatro horas después del deceso, pero, al congelar el organismo, el proceso se ralentiza decenas de veces. Este procedimiento, denominado criónica, se lleva a cabo por especialistas del centro. Se trata de un proceso gradual, que comienza por la preparación, perfusión y congelación, y concluye tras depositar el cuerpo en nitrógeno líquido.