Scott, su media naranja, le ha construido un habitáculo con paredes de lona plástica para que Johanna pueda habitar en la misma casa junto a él.
En su interior ella pasa su tiempo leyendo, rezando, hablando por teléfono y enviando correos electrónicos, según publicó el sitio La Vanguardia. Sólo sale de ahí para visitar a su médico o a la sala de urgencias si es que algo afecta su organismo.
Si esto ocurre, su amado marido cubre sus rostros con barbijos, la sube al auto y la lleva al hospital más cercano. "Cada día, cuando me despierto, creo que no lo soportaré", dijo entre lágrimas a Fox9. "Pero luego Dios me da fuerza para salir adelante", agregó. Las únicas personas a quienes puede ver sin correr riesgo de muerte son sus hermanos, quienes la visitan cada día.