Actualmente todos los T-50 en existencia están dotados con una versión modernizada del motor AL-41, basado en el motor del caza Su-35 y ciertas innovaciones de la planta motriz del prototipo experimental MiG 1.44.
Es un motor formidable por sí mismo, pero inherentemente es de cuarta generación: los T-50 actuales carecen del motor 'real' de la siguiente generación —al estilo de F-22 estadounidense, que se consideraba en su época la cima de la ingeniería aérea—.
No por mucho tiempo más.
El 11 de noviembre la oficina de diseño Lulka realizó el primer ensayo terrestre de la llamada 'pieza 30', que es el nombre de trabajo para el motor a reacción de quinta generación, según informa el medio ruso Vzglyad.
El nuevo motor es un aparato de enorme complejidad que requirió superar varios desafíos tecnológicos vinculados con la velocidad, el rendimiento, la viabilidad, los materiales y muchos otros aspectos de su funcionamiento.
Entre ellas se destacan la posibilidad de vuelo supersónico sin usar poscombustión y la capacidad de alta maniobrabilidad a todas velocidades. Además, el aparato debe incorporar tecnologías furtivas y un alto nivel de control y monitoreo.
Se considera que la primera versión de la 'pieza 30' es un 25% más eficaz que las más modernas modificaciones de AL-41.
Actualmente, sólo EEUU logró desarrollar un motor 'verdadero' de quinta generación para sus cazas F-22 Raptor (F-35 usando la versión derivada de él). Con los ensayos de la nueva planta motriz, Rusia alcanza la paridad tecnológica y pasa a un nuevo nivel en su industria aeronáutica, afirma el medio.
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El primer vuelo de un T-50 con el nuevo motor está previsto para finales del 2017. De ser exitosos los ensayos, la 'pieza 30' entrará en serie en 2018.