En el centro de la Vía Láctea y en casi todas las galaxias hay un agujero negro supermasivo que controla distintos procesos. La activación de estos agujeros negros provoca un vaciado gradual de las galaxias y suspende el proceso de formación de estrellas.
El agujero negro engulle las nubes frías de polvo e hidrógeno, donde nacen las estrellas, elevando su temperatura y lanzándolas más allá de la galaxia.
Por esta razón, muchas de estas formaciones de estrellas 'murieron' al detenerse completamente la formación de nuevos astros por culpa de la actividad de los agujeros negros.