El último capítulo de esta larga historia son las posibles sanciones económicas que pretende imponer la Unión Europea a Turquía para condenar los arrestos de miembros de la oposición en el país otomano. Baliábina subraya que no existe un solo ejemplo en la historia en el que las sanciones, que se traducen en problemas para la población, hayan ayudado a imponer la democracia, la libertad de expresión, la igualdad o cualquiera de los principios que según los países de la UE no existen en Turquía.
Mientras tanto, Turquía está ya disgustada, y ha pensado en realizar un referéndum para conocer la opinión de su pueblo sobre la entrada a la UE. Por su parte, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha instado a la UE a afirmar directamente y sin rodeos que en realidad no quieren a Turquía en la UE.
"Nosotros [Turquía] no podemos aguantar para siempre la forma en que nos tratan", añadió.
#Schulz amenaza a #Turquía con #sanciones ante detenciones de políticos y periodistas https://t.co/tTuDxUaUKs pic.twitter.com/0WJnsR4n5K
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 13 ноября 2016 г.
Sin embargo, simplemente decir 'no', no es una opción para la UE, opina Baliábina. ¿Para qué perder a un aliado en la región, que es además miembro de la OTAN?, se pregunta la analista. Es así como la UE mantiene desde hace décadas a Turquía 'en el limbo'.