Las embarcaciones cuentan con una tripulación de nueve personas. Además de cargar con los avituallamientos necesarios para la trayectoria, los barcos estarán cargados de botellas de vinagre para las picaduras de medusas.
"Juntos vamos a demostrar que todo es posible", dijo Hooper a Reuters antes de su partida al reconocer que se sentía "un poco nervioso" ya que él es "un ser humano".
Puede que el nadador tenga que enfrentarse a un mar bravío, así como a zonas plagadas de tiburones, como las que hay cercanas a la costa de Brasil. En las áreas particularmente peligrosas Hooper se vestirá con un traje especial de buzo y usará latas de cartílago de tiburón podrido, que espera actúen como repelente natural.
La meta principal de la travesía es recaudar dinero con fines benéficos.
"Si no lo logro ahora lo intentaré nuevamente, mientras tenga al menos una pierna y un brazo, voy a hacerlo una y otra vez hasta que lo consiga", concluyó.