El antiguo alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, un aliado del presidente electo de EEUU Donald Trump, se pronunció recientemente por retomar el debate sobre esta opción que Praga y Washington habían barajado a finales de la década anterior, pero luego abandonaron.
"Es ciencia ficción, que no se cumplirá", señaló Sobotka en un teledebate con la presidenta de la Cámara Baja, Miroslava Nemcova. "Mi actitud es negativa, creo que los problemas de seguridad que afrontamos hoy son totalmente distintos", añadió.
Una base de radares en la República Checa, a su juicio, supondría la escalada de tensión con Rusia, cuando lo que se necesita es aprovechar el cambio de presidencia en EEUU para que Washington y Moscú vuelvan a negociar y logren finalmente un acuerdo sobre Siria.
El primer ministro recordó que el escudo antimisiles de EEUU iba a contrarrestar en un principio la posible amenaza de Irán, y que las relaciones con este país han ido mejorando.
A mediados de mayo pasado, la OTAN puso en servicio el sistema estadounidense Aegis Ashore en la base rumana de Deveselu.
Esta base de interceptores es parte de la arquitectura de defensa frente a misiles balísticos que ya incluye cuatro buques destructores de EEUU emplazados en la base de Rota, sur de España, y un radar en Turquía, y en el futuro integrará también un puesto de radares y antimisiles en Redzikowo, Polonia.
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El emplazamiento de sistemas antimisiles de EEUU en Europa provoca fuerte rechazo de Rusia, que interpreta este despliegue como una amenaza a su capacidad de disuasión nuclear.