Desde el inicio de los combates y en medio del caos que sembraron, una parte de los civiles consiguió escapar de la ciudad, y varias mujeres que lograron huir compartieron sus terroríficos recuerdos de los pasados dos años con Sputnik.
Una vez, sigue Heso, que de momento se encuentra en un campo para refugiados en la ciudad de Erbil, una patrulla de Daesh divisó el pelo no cubierto de la hija de sus vecinos que abría la puerta a su padre y "llevaron a la pobrecita a un centro policial de los yihadistas, donde luego aplicaron el castigo".
Otra refugiada de Mosul, Aliyye Bozan, recuerda que los yihadistas solían castigar a los civiles apedreándoles hasta la muerte.
"No se puede olvidar lo que nos hicieron vivir, los terroristas apedreaban hasta la muerte tanto a los civiles como a los yihadistas que incumplieran las órdenes de sus comandantes, apedrearon hasta la muerte a una conocida nuestra en plena calle ante todos por salir con un hombre", señala.
Todas las mujeres sospechosas de ser infiel a su esposo, dice Bozan, o vestidas de una manera inapropiada, "sufrieron una humillación tortuosa: azotes públicos".
"Mis hijas dejaron de maquillarse, estaba prohibido escuchar música en casa y hace siete meses nos prohibieron ver la tele, teníamos solo un café internet en la ciudad con la entrada permitida solo para los hombres y que tenía instaladas unas cámaras ocultas para vigilar quién y con quién hablaba por internet", dice Abdullah que escapó de Mosul hace unos días.
Daesh, o el autodenominado Estado Islámico, es un grupo terrorista proscrito en varios países, Rusia incluida.