El periódico ruso Izvestia analiza el uso y los efectos de las armas químicas en los combatientes y la población civil.
Según algunos expertos, el grupo terrorista de Daesh —organización prohibida en Rusia y otros países- puede tener un significativo arsenal químico.
Podrían haber usado una fábrica de productos farmacéuticos en Mosul, recientemente bombardeada por la coalición, para producir sustancias dañinas con ayuda de los antiguos químicos militares iraquíes.
Cabe señalar que los terroristas no utilizan sustancias químicas completas como el sarín, somán o el gas nervioso VX, sino unos compuestos químicos más simples, que se obtienen principalmente de los productos civiles. Incluso el gas mostaza liberado por las tropas yihadistas no se corresponde con su fórmula clásica. Tales sustancias tienen poca resistencia y pierden sus propiedades en cuestión de minutos sin contaminar la zona.
La posibilidad del uso de sustancias tóxicas en zonas urbanas causa una preocupación seria, ya que se estima que en Mosul puede haber hasta un millón de civiles, que, por supuesto, no poseen medios para protegerse de eventuales ataques químicos.