"Brasil no es una prioridad para EEUU, nunca lo fue y nunca lo será probablemente, los principales desafíos para EEUU tienen que ver con la ascensión de China, el terrorismo, Oriente Medio… son temas independientes de Brasil", explicó en una entrevista con Sputnik Nóvosti.
Para Stuenkel Brasil perdió peso en el escenario internacional y dejó de ser la respetada potencia regional de los tiempos del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, aunque cree que esto empezará a cambiar una vez superada la actual crisis económica.
Aun así el profesor considera que Clinton —descarta a Trump como presidenciable— sacará tiempo en su agenda para un encuentro con Temer en sus primeros meses de Gobierno, aunque sea aprovechando un encuentro bilateral, como el de la cumbre del G-20 en julio en Alemania, por ejemplo.
Sobre la legitimidad con la que es visto Temer por parte de EEUU tras el polémico proceso de "impeachment" contra la expresidenta Dilma Rousseff el analista considera que ahora ya se ve al Gobierno brasileño "con normalidad" y que esta situación proseguirá sea quien sea el próximo presidente estadounidense.
"Las diferencias entre ambos países son estructurales, no dependen de los gobiernos de turno: por ejemplo, Brasil está en contra de una presencia militar americana en Colombia, pero eso fue así desde la época del expresidente Fernando Henrique Cardoso, en los años 90, hasta ahora", dice Stuenkel.
En el ámbito económico tampoco considera que el hecho de que el Gobierno Temer sea más abiertamente liberal y favorable a los intereses de EEUU traiga grandes cambio respecto a la relación que hubo con los gobierno de Lula o Rousseff, ya que tanto Trump como Clinton son contrarios a la liberalizar el comercio.
Un punto que despierta interés especialmente en EEUU es la ley que se está tramitando actualmente en el Congreso Nacional de Brasil y que acaba con la obligación de Petrobras de participar en al menos un 30 por ciento en la explotación de los yacimientos del presal, lo que en la práctica supone abrir a la participación extranjera el petróleo brasileño.
"Esta regla es bien vista por los analistas en EEUU", asevera Stuenkel, aunque matiza que el hecho de que empresas multinacionales tengan más facilidades para explotar el petróleo tendrá un impacto sobre todo en la economía brasileña, que él considera "positivo", y no tanto en las relaciones bilaterales.