También un 22 de octubre, pero ya en 1987, Joseph Brodsky recibía la noticia de que había recibido el Premio Nobel, "por una autoría que todo lo abarca, imbuida con claridad de pensamiento e intensidad poética", convirtiéndose así en el quinto escritor ruso en recibir el premio —después del mismo Bunin, seguido por Pasternak, Shólojov y Solzhenitsin—.










Los dos escritores, Bunin y Brodsky, tienen en común el hecho de que recibieron sus premios en el exilio.
Iván Bunin escapó a Francia en 1920, después de la revolución bolchevique, para nunca volver a su patria, convirtiéndose, junto a Vladímir Nabókov, en una de las figuras más importantes de la así llamada 'Emigración blanca' y de la literatura rusa en el extranjero.
Iván Bunin fue, para muchos, el último escritor clásico de Rusia: aprendiz de Tolstói y Chéjov, cultivador de una prosa lacónicamente exquisita, donde el amor y la muerte se encuentran para dar vida a historias únicas, trazos de la vida al mejor estilo de los pintores impresionistas. 'Alamedas oscuras', última colección de relatos de Bunin, es considerada por él mismo su mejor obra y es uno de las enciclopedias de la vida rusa más completas que existen.

"Así sobreviví su muerte, después de haber dicho, incauta de mí, que no la sobreviviría. Pero, recordando todo aquello que viví desde esa noche, siempre me pregunto: ¿Qué hubo, al fin al cabo, en mi vida? Y me respondo: solamente aquella noche de un frío otoño. ¿Es posible que haya existido? Sí, existió. Y es lo único que ha existido en mi vida, lo demás fue un sueño innecesario. Y yo creo, creo con toda mi alma, que él me está esperando allá, con el mismo amor y la misma juventud de aquella noche. 'Tú vive tu vida, sé feliz en este mundo y luego ven a mí…' He vivido, he sido feliz, y pronto llegaré a él". [Frío Otoño. Traducción de Óscar Segura]
Joseph Brodsky, por su parte, en 1972 eligió la emigración para nunca regresar a su patria, a pesar de que la Perestroika significó el regreso poético de Brodsky a Rusia, pues sus poemas empezaron a publicarse en su país.
Después de haber sido negado por el régimen soviético y leído en ediciones piratas que pasaban de sótano en sótano, Brodsky salió a la luz para convertirse en uno de los poetas más influyentes de las nuevas generaciones. Su casa-museo en San Petersburgo, abierta en 2015, se ha convertido en uno de los lugares más queridos por los habitantes de la capital cultural rusa, donde el poeta vivió antes de emigrar, y su influencia ha superado la poesía, para llegar al teatro y a la música.
"Y no importa que un vacío empiece a abrirse
de entre tus sentires, que tras la gris tristeza
crepite el miedo y, digamos, un foso de furor.
Porque en la era atómica, cuando tiembla hasta la roca,
podremos sólo salvar los muros del hogar,
los corazones, fundiéndolos con fuerza igual
y nexo semejante a la muerte que los viene a acechar.
Y temblarás al escuchar decir: 'Querido'".
[Extracto de 'No vendrá el diluvio tras nosotros'. Traducción de Ricardo San Vicente]
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Así, el 22 de octubre, une a dos de los escritores que más han influido en la historia de su país y de la literatura, gracias a sus voces, a sus poemas y relatos, que marcaron a varias generaciones de lectores y artistas en todo el mundo.