Ambos países, de diferentes maneras, ahora desafían el dominio estadounidense y una guerra entre las grandes potencias vuelve a ser una posibilidad. El mundo está regresando a un gran equilibrio de poder.
"La era unipolar estadounidense duró menos de 25 años, su fin fue acelerado por guerras demasiado ambiciosas y la crisis financiera de 2007-08. Estados Unidos sigue siendo el país más poderoso del mundo, con una tecnología sin rivales y el poder corporativo, pero ya no tiene la hegemonía global. El dominio económico de Occidente se ha reducido drásticamente: el Grupo de los Siete países líderes solía contribuir en un 70% al producto interno bruto mundial, y ahora la cifra se ha reducido a 47% y sigue cayendo".
"Poner las relaciones entre las potencias grandes en el primer lugar será desagradable para muchos. Sin embargo, tenemos que tratar al mundo como es, y no como nos gustaría que fuera. No podemos darnos el lujo de meternos en un conflicto militar entre las grandes potencias", concluye el autor.