En Brasil, los pastores evangélicos en el Congreso Nacional invocaban a la Biblia y a Dios en el proceso de ‘impeachment’ a la presidenta Dilma Rousseff. En Uruguay, el presidente de la Cámara de Diputados es evangélico y en algún momento afirmó que las leyes de Dios se encontraban por encima de las de la República, aunque luego se rectificó. En Colombia, varios analistas coinciden en el peso que el voto evangélico tuvo en el triunfo del ‘no’ en el plebiscito por el acuerdo de paz.
Son apenas unas muestras del avance que han tenido estas iglesias en la política de algunos países. Los cines antiguos de las ciudades de todos los países se transforman en lugares de culto, cuyo mensaje se expande más allá de la vida privada de los fieles.
"En el giro conservador que se está dando en América Latina, el neopentecostalismo es un factor sumamente importante, porque [sus iglesias] son corrientes de masa de alguna manera recogen el sufrimiento de la población que no tiene salidas económicas, políticas o sociales", explicó a Sputnilk Nicolás Guigou, catedrático de Antropología de la Universidad de la República de Uruguay.
Un ejemplo es la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD), originaria de Brasil, que según el último censo de ese país tiene 1,87 millones de fieles. Su fundador, Edir Macedo, es además dueño de la Rede Record, uno de los principales canales de televisión de alcance nacional. La iglesia tiene presencia en todos los países de Latinoamérica. Pero también en Asia, África y Europa.
"Existe una actitud proselitista muy intensa. A eso se le suma un ingreso en la política y una participación relevante en la vida social con el argumento de que su visión del mundo es sanadora de todos los males sociales. Se plantean como reguladores de la vida social en general", indicó el experto.
Aunque Guigou aclaró que no se puede decir que las iglesias neopentecostales "son en sí mismo conservadoras", la mayoría "tomó un giro conservador" respecto a cuestiones relacionadas con la vida de la región, como la seguridad pública o la legislación social.
Esta concepción "hace que los niveles de tolerancia" de los cultos neopentecostales "sean muy bajos", incluso frente a otras religiones con raigambre en la región, como las afroamericanas o de origen indígena, por lo que se han suscitado tensiones y ataques, agregó. Los exorcismos que realizan pastores neopentecostales muchas veces dan nombres de entidades de esas religiones.
"Esa intolerancia hace también que sean muy intolerantes en general al sistema de democracia plural. Si bien ellos lo utilizan y son parte de él, no se puede decir de manera sólida que ellos son partidarios de una democracia amplia en términos sociales, políticos y económicos", concluyó.