Los suelos de los bosques de la región están siendo cambiados para la agricultura y la ganadería. El avance de estas actividades lleva a que "se estén extinguiendo" para dar lugar muchas veces a monocultivos, explicó a Sputnik Jaime Nalvarte, presidente de la Asociación para la Investigación y el Desarrollo Integral (AIDER), una ONG peruana que desde hace tres décadas busca la preservación del medioambiente de manera sustentable.
"[El bosque quemado] da una buena primera y segunda cosecha. Pero la siguiente no da los resultados esperados porque esos suelos no son agrícolas, son suelos forestales. La gente abandona esas tierras y se va a otro lado a hacer lo mismo. Tumban y queman bosques para la producción agrícola", explicó el presidente de AIDER.
"El bosque tiene que ser visto como un conjunto de bienes y servicios que nos da la naturaleza. No solamente es madera: son los productos maderables, los no maderables, la piscicultura, la artesanía, la flora y la fauna, así como los servicios ecosistémicos como el carbón, que hay en estos bosques", enumeró Nalvarte.
Según el experto, se debe tener una perspectiva "de mediano y largo plazo" sobre las políticas forestales, aunque "por lo general" los países tienden a adoptar medidas cortoplacistas. La gobernanza de los recursos naturales, en un contexto de cambio climático y de deforestación, cobra una relevancia especial.
Los Shipibo Konibo pasaron de vender un árbol en el pasado por 10 dólares a obtener actualmente "una utilidad neta de 1.000 dólares" por cada unidad a través de la explotación de los recursos de la madera y de la agroforestería. Exportan a Estados Unidos, preservando al mismo tiempo la sostenibilidad de sus bosques.