"La sonrisa, la alegría es lo único que nos queda", cuenta Marian, una joven de 15 años, mientras esboza una carcajada que ilumina el desierto que acoge el campamento de refugiados de Dajla.
Los culpables de la sonrisa de Marian son Iván Prado, portavoz de "Pallasos en Rebeldía", y sus compañeros 'clowns', que este sábado volvieron a llevar a los campamentos la defensa de la alegría y la esperanza por bandera.

"En uno de los lugares en los que la humanidad se juega su futuro es imprescindible la presencia del arte y del circo solidario, para mostrar el Sahara fuera de sus fronteras", asegura Prado, que impartió talleres y protagonizó espectáculos en varias escuelas y en el recinto del FiSáhara, el único festival en el mundo que se celebra en un campo de refugiados.
"Gracias al FiSáhara, doscientas mil personas abandonadas pueden participar en un festival internacional y vencer así el muro de silencio que Marruecos le ha impuesto", concluye Prado.