La receta del buen vivir parece sencilla: evitar la obesidad, la comida basura, el alcohol y los cigarrillos y practicar deportes. Pero la realidad es otra. La rutina diaria, el apuro o incluso las estrategias de marketing pesan a la hora de seguir el manual de buenas prácticas para una vida saludable. Como consecuencia, las arterias acumulan grasas, causando las llamadas cardiopatías isquémicas, que hacen que el corazón no reciba la sangre necesaria para funcionar correctamente.
De acuerdo con la OPS, las cardiopatías isquémicas responden a un 9,2% de las muertes en las Américas. Le siguen los trastornos vasculares en el cerebro, que representan el 7,7% de los fallecimientos. En tercer lugar aparece la diabetes, con una cifra del 6,5%. La mala alimentación y los consecuentes problemas de colesterol y sobrepeso, el tabaquismo, el alcohol y el sedentarismo contribuyen al desarrollo de dichas enfermedades crónicas.
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"Las sociedades se transforman de forma que cambian su perfil de enfermedades, las crónicas sustituyen a las infecciosas", explicó Salamano. "América Latina ha tenido una mejora en las condiciones de vida en los últimos 50 años. Se mejoró el acceso a la educación, al saneamiento, al agua potable, por lo que las enfermedades infecciosas están bajo control. De hecho la expectativa de vida ha aumentado. Antes la gente vivía hasta los 50 y ahora es normal que lleguen a los 90", dijo el médico.