Al confirmar el traslado de los sistemas, el representante de la Defensa rusa, Ígor Konashénkov, negó cualquier carácter clandestino de la operación y afirmó que "nadie hizo un gran secreto del transporte de sistemas Iskander en el carguero Ambal".
Aún más, los militares rusos deliberadamente dejaron uno de los complejos completamente al descubierto cerca del carguero, según Konashénkov:
"Hemos expuesto uno de los Iskander antes de cargarlo para que el satélite de reconocimiento de EEUU, que pasaba sobre la zona, pudiera detectarlo. Así averiguamos las capacidades de este aparato espacial", explicó el representante.
La reacción mediática inmediata de los estadounidenses, la cual Konashénkov calificó de "celo revelatorio", confirmó las características del satélite teorizadas por los militares rusos.
Pues, aunque los Iskander no fueron diseñados para destruir satélites —esto lo haría el S-500, de surgir la necesidad—, resultaron una herramienta útil para hacerlos salir a la luz.