Para Washington, implicaría la pérdida de capacidad de proteger los intereses de sus productores de gas de esquisto, destaca el periódico alemán.
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El Turk Stream no solo permitirá a Rusia suministrar el gas evitando el "problemático" territorio ucraniano sino también convertirá Turquía en "un centro energético", lo que tendrá como resultado la creación de un gran espacio económico común entre Rusia, Turquía y la UE. Y este espacio no será controlado por Washington, hace hincapié el diario germano.
El control hubiera permitido asegurar la fijación de precios y cuotas del mercado beneficiosos para los productores de gas de esquisto estadounidenses y mantener su presencia en el mercado europeo, explica DWN.
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Otros actores regionales, como Polonia —fiel aliado de EEUU y un país que recientemente adoptó políticas estrictamente antirrusas— se oponen al proyecto de Turk Stream ya que quisieran seguir beneficiándose del tránsito del gas ruso.
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Moscú, por su parte, ya entiende que "no se puede confiar en los polacos" en el tema energético, afirma el periodista alemán recordando que hace poco Polonia bloqueó la construcción del gasoducto ruso "Nordstream-2". Por lo tanto, el proyecto ruso-turco progresa sin tener en cuenta la postura de Varsovia.