Según el ministro, este proceso está siendo muy doloroso para los países occidentales, ya que, durante siglos, ellos eran quienes controlaban el mundo. En palabras del canciller, la Unión Soviética era "un mundo cerrado al proceso mundial, un mundo centrado en sí mismo".
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Cuando la Unión Soviética desapareció, "todos pensaron que Rusia se encogería hasta su tamaño natural y que todo estaría bien: ellos seguirían, como han hecho desde el siglo XVI y XVII, imponiendo sus órdenes y sus reglas y todos los escucharían".
"Como ve, se equivocaron", sentenció el canciller. Para el responsable de la diplomacia rusa, las "altas expectativas" que tenía Occidente de meterse el mundo en el bolsillo tras la caída de la URSS e incluso un poco antes, terminaron en un "malestar", por la simple razón de que los rusos "querían hacer de su país, un país independiente, digno para la vida y del que pudieran estar orgullosos".
Recordando las palabras del presidente Putin, Lavrov aseguró que Rusia "tiene el derecho de ser fuerte, sin negarle el mismo derecho a otros países y sin imponer a ninguno 'recetas' de comportamiento".
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