"Tengo nueve años viviendo en Miami, y nunca había vivido algo como esto, creo que estoy preparado, dejé mi casa cerrada, con las ventanas selladas, espero que todo salga bien, yo vivo en Davie, y desde ayer nos dijeron que debíamos evacuar", dijo Jorge Cuenca.
La venezolana Daniela Jiménez, que llegó hace una semana al Doral, otro municipio suburbano de Miami, para disfrutar de sus vacaciones, dijo que aunque las autoridades informan a cada momento del avance del huracán siente temor.
"Nunca he vivido algo así, no imaginé que sería tan fuerte, estoy intentando acatar todas las recomendaciones, pero no sé si estoy bien preparada, no tengo idea de lo que viene", señaló.
Jiménez logró comprar baterías y alimentos no perecederos.
"A último momento intenté comprar hielo y algo más de agua, pero ya no había, en algunos supermercados en la entrada publicaron una lista con los productos que ya se agotaron, en la mayoría no hay agua, enlatados, carnes, ni pan, todo voló ayer".
"Tuve que regresarme del aeropuerto a Lauderhill (área metropolitana de Miami) donde vive mi hermana;, desde ayer estaba intentado recibir información acerca de mi vuelo, pero lo cancelaron hoy a las 9:00 (13:00 GMT), cuando ya estaba en el aeropuerto, no sé si mañana debo volver o si enviarán alguna información", contó Palacios.
En cuanto a la situación en Lauderhill, señaló que hay vientos moderados y mucho suspenso en las calles.
"Muchos almacenes (tiendas) están cerrados desde ayer, las personas están en la calle comprando comida y sobre todo agua, a nosotros nos costó conseguir, logramos recargar la gasolina. Yo me siento asustado, porque no sabemos cuánto dure, nunca he presenciado un huracán, espero que todo salga bien".
El huracán podría presentar vientos de hasta 185 kilómetros por hora en las costas del condado de Miami-Dade, mientras se desplaza a una velocidad de 22 kilómetros por hora.
A su paso por Cuba, República Dominicana y Haití, el huracán causó destrozos y dejó decenas de muertos, sobre todo en territorio haitiano.