Mayerlin Rugeles, de 34 años, revisó muy bien el costo de cada producto antes de llevarlo a la caja, porque "ahora los precios dan miedo, encuentras algunas cosas, pero son un lujo; yo estoy pensado qué le llevo a mi hijo, pasta o azúcar", decía la mujer con los productos en su mano, mientras hacía la fila para cancelar su compra.
Pero en las últimas semanas "algo extraño está pasando", dijo Rugeles para referirse a la reaparición en algunos supermercados caraqueños de pasta, leche, arroz, azúcar, harina de trigo, café, lentejas, caraotas (frijoles negros), entre otros alimentos.
En esa lista no puede incluirse la tan codiciada harina de maíz precocido, con la que se prepara la arepa, una suerte de pan típico para desayunos, cenas y hasta almuerzos venezolanos.
Según el informe publicado por el Banco Central de Venezuela, la inflación de 2015 fue de 180%.
Vivir al mínimo
"No la llevo porque es descremada", dijo entre risas otro comprador, Edgardo, al revisar el precio de la leche, quien tras una mirada tímida y sincera agregó: "realmente no la llevo porque no puedo, está muy cara, prefiero comprar algo que necesite más, algunas personas la pueden llevar, pero yo no".
Edgardo es jubilado y gana el salario mínimo que desde el 1 de septiembre tuvo un aumento de 50% decretado por el presidente Nicolás Maduro, pero aun así "sigue siendo insuficiente", dijo.
Para contrarrestar el efecto de la inflación, Maduro dispuso este año tres aumentos salariales.
Actualmente, el salario más bajo que estipula la ley es de 22.576,60 bolívares.
Pero un kilogramo de arroz importado de Brasil y a precio no regulado cuesta 2.600 bolívares, equivalentes a dos jornales de trabajo según ese salario.
Con ese monto mensual vive un jubilado o un pensionado, a diferencia de los trabajadores activos que cuentan con un bono de alimentación conocido como "cesta tickets", más elevado que el salario, pero que no se incluye en el cálculo de prestaciones, ni en el pago de bonos de fin de año.
"Yo me doy el lujo de llevarme esto (un kilo de leche descremada), porque soy contratista y tengo más de cinco trabajos a la vez, de otra forma no podría", dijo a esta agencia otro comprador, Mario Martorelli.
Plan de abastecimiento
Precisamente con el objetivo de llegar a esos sectores menos favorecidos, el Gobierno creo los Comités de Abastecimiento y Producción (CLAP).
Este proyecto para impulsar la producción nacional incluye un plan "casa por casa", que consiste en la entrega a cada grupo familiar de una bolsa que puede contener leche, aceite, mantequilla, arroz, pasta, café, papel higiénico y harina de maíz.
El presidente Maduro ha denunciado que lo que agudizó la crisis es una "guerra económica", impulsada por sectores de derecha nacional e internacional que buscan derrocarlo.
Para contrarrestar esa situación, los CLAP trabajan directamente con los ministerios de Alimentación y de Agricultura, y con la supervisión y cooperación de la Fuerza Armada, encargada de la "Gran misión abastecimiento soberano y seguro", otro programa con el que el Gobierno hace frente a la escasez.
El 26 de septiembre el coordinador de los CLAP, Freddy Bernal, dijo que este programa llega a casi seis millones de personas, el 20% de la población.
Maduro aseguró por su parte que en octubre el programa llegará al 100% de los venezolanos "sin exclusión".
Mientras el operativo alcanza la meta que se planteó el Ejecutivo, un gran número de venezolanos se conforman con revisar el precio de los productos básicos no regulados y devolverlos a los anaqueles, "hasta que llegue la oportunidad de poder comprarlos", concluyó Edgardo.