Los dos barcos del explorador John Franklin, el "Terror" y el " H.M.S. Erebus", se hundieron en el océano Ártico tras quedarse atrapados en el hielo durante un año y medio. Los 129 miembros de la tripulación acabaron abandonando las embarcaciones, pero ninguno sobrevivió.
La expedición salió de Inglaterra el 19 de mayo de 1845 para intentar descubrir el paso del Noroeste, que permite llegar a Asia a través del océano Ártico. Cada navío estaba equipado con una proa revestida de hierro, camarotes con calefacción, una biblioteca llena de novelas de Charles Dickens y suministros de comida para tres años.
El Arctic Research Foundation anunció hace casi dos semanas que creía haber descubierto el "Terror" a unos 24 metros de profundidad, en una pequeña hendidura en la costa de la isla King William, al oeste de la comunidad de Gjoa Haven, en Canadá. Los restos del "Erebus" se hallaron en 2014, a unos 50 kilómetros al sur de los del "Terror".
Los arqueólogos de Parcs Canada dieron por válido el descubrimiento del "Terror" con ayuda de un sonar y después de haber realizado tres inmersiones en el lugar "en condiciones meteorológicas difíciles cuando la visibilidad era limitada".
"A pesar de todo, los buzos pudieron observar diferentes características típicas de los navíos británicos de exploración polar del siglo XIX", indicó Parcs Canada.
Los restos de la embarcación pertenecen aún al gobierno británico, pero hay negociaciones en marcha para transferir la propiedad al gobierno canadiense.